31 enero 2011

Lunes de Ktarsis 14: Verano


 Tras un cierto tiempo de parar un poco la pelota. Sentarse abajo de la sombra para deshidratarnos comparativamente menos que abajo del sol, y tratar de no agarrarnos cáncer de piel con los rayos UV, volvemos a nuestro hábito lunesino de despotricar contra las cosas que nos molestan... es decir, todo.


Así que..

Érase una vez veranos de sol tibio, cervecitas heladas y programas pedorros de televisión sobre la movida en Punta.

Todos sabemos de qué se trata más o menos el verano. Es la estación del año más contradictoria por amplia ventaja. En ningún otro momento uno disfruta y se queja tanto del clima al mismo tiempo. Es casi como sufrir de una especie de menopausia colectiva donde por momentos está todo bien y otras veces se siente que la temperatura del cuerpo está más fuera de control que la carrera política de Silvio Berlusconi.

También es cuando se consumen cantidades absurdas de cervezas o daikiris. Las mujeres usan poca ropa y algunos hombres poco solidarios con la raza humana deciden usan zungas en la playa…


En la foto de arriba: Violación a los Derechos Humanos.


La playa es lo primero en lo que uno piensa cuando se habla del verano. Uno creería que podrían venir otros conceptos como “turistas forros”, “cáncer de piel”, “helados que se derriten obscenamente rápido” o “incremento masivo de casos de gastroenterocolitis”, pero la realidad es que las zonas con mar y arenita se llevan el premio a la iconocracia.

Y se entiende. Al fin y al cabo, en el verano se produce un éxodo masivo hacia la playa para salirse de lo cotidiano y desenchufarse. El problema es que a todo el mundo se le ocurre ir a los mismos lugares y entonces uno se estresa porque…

A)    Hay colas interminables en los supermercados y almacenes.
B)     Bañarse tiende a ser un drama. Sobretodo en campings y hostels.
C)    La playa tiene más gente de lo que un basurero tiene gérmenes.
D)    Si llueve, lo único realmente divertido es ver quien enloquece primero.

Lo que termina desencadenando una necesidad por volver a la tranquilidad de las rutinas, donde al menos uno ya sabe con lo que se va a enfrentar y con qué tipo de perejiles va a tener que tratar a diario. No hay nada como pagar cuentas, y atascarse en el tráfico y al final llegar a casa para que en la TV solo pasen sangre o dramatismo argentino barato.

Quizás lo único realmente bueno que se puede decir del verano es que en general la gente rezonga menos. Esto es porque todos se preocupan por cosas más importantes como la calidad de su bronceado. O si de alguna manera se podrá disimular los kilos de más, la panza cultivada con esmero a lo largo del año o el tatuaje horrible que pintó hacerse en una noche de pedo a mitad de julio.

Que horribles esos tatuajes...


En el ínterin, la gente se aglomera en campings a vivir naturalmente, ahorrando dos mangos con tal de poder invertirlos en más cerveza. A veces optan por la comodidad de unas cabañas sobrevaluadas. O por supuesto están los que se alquilan una casita por ahí y de repente está todo bien, a menos que ligues vecinos forros con un perro gigante, una 4x4 que levanta mas polvo que un cantante de kumbia, y que les encanta meter música horrible al mango.


En sí todos disfrutan del verano. Ya que nadie quiere pensar que  las lluvias repentinas y el calor extremo no son porque estamos en un país tropical, sino que el mundo va a explotar en mil pedacitos, tal como nos vienen vaticinando las películas gringas desde hace años.

Así que para resumir, un día de verano normal sucede mas o menos de la siguiente manera:

-Empieza el día con un cielo azul espectacular.
-¡Genial! El mundo no está preparado para toda la onda que voy a curtir hoy.
-Arranco la jornada para meter playa o laburo y entonces... llueve.
-Todo bien. El clima es impredecible como la vida misma.
-Sale el sol y raja las piedras.
-Sudo
-Llueve de nuevo.
-Vuelve a salir el sol y evapora el agua.
-Hay más humedad que en el babero de Jorge Batlle.
-Sudo.
-Se hace de noche (¡por fin!)
- Compro una cerveza mal estacionada y me patea las tripas.
-Me voy a dormir con diarrea.
- Sudo.
-Me agarro a las piñas con un mosquito ninja que se esconde apenas prendo la luz.
-Me tiro en la cama de nuevo.
-Sudo más que un luchador de Sumo en una convención de caníbales.
-Creo que me duermo.
-Vuelve el mosquito.
-Lloro despacito como para no darle la satisfacción al mosquito.
-Me logro dormir.
-Sueño con un Mosquito Sumo-Ninja sudoroso que toma cerveza laxante.
-Me despierto horrorizado y ya salió el sol.
-Empieza el día con un cielo azul espectacular…

Fuera del plano: Mosquitos, Gastroenterocolitis y el fin del mundo.